Una mujer frente a mí
bebe un poco de café
mientras ve por la ventana
como nos absorbe la mañana
y nos inserta en el duro trajín.
Es un misterio su mundo
ajeno al nostálgico bar
nunca se mezcló allí su nombre
y nadie conoce, con fe aseguro,
el sonido exacto de su voz.
Ella, como el sol, viene y va,
se sienta en la misma mesa
siempre a la misma hora
y eso más su misterio, me enerva
verla entrar en silencio y puntual.
Ubica su cuerpo como sin prisa
en la silla de todos los días
mientras sus labios dibujan
una coqueta e intrigante sonrisa
y yo, al mirarla, dejo de latir.
Sus ojos son como el espejo
donde el cielo se confunde al fin
sus dedos tamborilean sobre la mesa
a compás, y despertando, aseguro,
la atención de los que estamos allí.
Su cuerpo asemeja una escultura
nacida con la pasión del artista
su elegancia recrea mi vista
y su fragancia despierta en mi
fantasías que jamas sentí.
Una mujer frente a mi
bebió un poco de café
y ahora yo veo por la ventana
como la absorbe la mañana
y la aleja hacia el duro trajín.
Chicharra, poeta. Tomado de Taringa!
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