Nada me guardo, nada almaceno
¿Para qué? Si una flor marchita
nadie la ve…
No me guardo los versos para después,
si después quizás no los puedas leer,
no reservo nada para mi, si mi vida
se ha pintado de la alegría desde que
te conocí…
No postergo mis caricias para
un momento precisó,
si hoy Dios quiso que estés
junto a mi…
Y con la fe de un niño que entrega
su amor y su cariño sin medir,
así quiero junto a ti vivir.
Si he pintado mi rostro de esperanza,
si mi pecho se inflama con un corazón
que palpita abriles…
Si son tus gestos los más bellos perfiles
que pueda un artista pintar,
si junto a ti no preciso de substancias
extrañas para levitar.
Dime ¿Cómo no he de celebrar que estés aquí?
si tú has sido como el abono de mi jardín…
Si hoy mi vida se viste de abril…
Y en mi jardín revolotean tus besos,
que como mariposas….
Se posan en una margarita que te
grita ¡Niña bendita!
O los tulipanes que viriles y estoicos
han desafiado al invierno solo
para contemplar la belleza de tus ojos.
O que te puedo decir, de los claveles
que tiernos y caballerosos,
se pintan para adornarte como los
más galantes mozos.
¿Qué te puedo decir?
¿Cómo te puedo explicar?
Que con un beso tú has venido
a mi vida a cambiar…
Que mi jardín de rosas amarillas
esta a reventar,
y mis ojos se quedan sin luz
si te dejan de mirar.
Ya ves que en el jardín
de mis amores la primavera
se ha venido a eternizar…
Yo voy por la vida con una
alegría que no se explicar…
Mi vida es como un jardín
donde la mano de Dios
no deja de manifestarse.
Oxwell L’bu. Poeta Guatemalteco.
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