Puedo ser muchísimas cosas; Desidioso hasta la desesperación; Terco hasta la estupidez; que por mi corazón me hagan chingadera y media, y vuelva a caer una y alguna que otra vez; Imprudente, que haga comentarios tontos o fuera de lugar que hieren y lastiman; Indeciso, que me quedé meses pensando en una solución y que al final abandone el camino sin tomarla; Creido, y de eso tengo bastante, me ha costado muchas estrelladas de hocico; Engreido, tambien, como no, y la vida me ha devuelto golpe por golpe y medio, en cada ocasión; Puedo ser eso y muchísimo más.
Nunca en mi vida me he sentido perfecto, infalible, pero si soy natural. A veces me parece muy poco, a veces me parece suficiente y muy bueno.
En las decisiones que he tomado en mi vida, recuerdo una frase de una pelí, de que en cada ocasión, en cada oportunidad, he tomado la que no me convenía. Y al parecer, es la historia de mi vida. Y me encabrona, me da mucho coraje. No me gusta que pase sucesivamente y otra y otra y otra y así. carajo.
Cosas que hago, sin mala intención, se me revierten, y golpean a las personas que Amo. Si, en el último y más reciente caso, a ti, Amor.
En vez de quedar bien, y que las cosas fluyan, y que sienta que el karma anda a toda madre, me vuelvo a golpear de lleno en toda la madre. Repito, planeo y me sale el tiro al reves.
No se. Esto me jode, no hay otra palabra que lo defina mejor. Yo te había dicho que en eso de las decisiones tomadas, soy una verdadera nulidad. Y menos de 24 horas después, sucede lo que pasó.
No se el otro lado de la historia. Yo ya te conté el mío, y te mandé lo que podía hacer, lo que dije, como lo dije, y en que contexto.
Aún sigo sin comprender esos madrugones que solo yo me provoco, y no dejo de llamarme estúpido, y ponerme otros calificativos mucho menos amables...
Pero volviendo a lo realmente importante para mi, que eres tú, solo quiero que hagas una pequeña reflexión, y te lo pido por favor.
Creo que he demostrado, una y otra vez, lo que tu significas en mi vida. Lo has visto, no tengo que contarlo y que me lo creas. Dicen que un acto vale más que mil palabras, y también lo creo así.
Reiteradamente, y en diversas ocasiones, me has ofrecido libertad, aún a costa de tus sentimientos, y en cada ocasión, me he negado vehementemente a aceptar lo que me dices. Ni siquiera lo he considerado, para mi no tiene ni sentido ni razón de ser.
Yo buscar a alguien?? Por Dios, no necesito a nadie más. En el remoto caso en que considerara hacer siquiera una comparación, pues perdería todo el género femenino. En mi criterio, tu eres lo mejor, y sin punto alguno de igualación.
Buscar yo hacerte daño en alguna forma?? Por supuesto que no, esto te lo he demostrado, no tengo que decirte como, pero lo hago por ti, simplemente, eres la persona en este mundo que yo respeto más, en todos los sentidos.
Celos?? Enfrentamientos?? Por supuesto mil veces que no!! Como ya he mencionado, no necesito hacer nada de eso. Me conoces. Las promesas que te he hecho, las he hecho con plena libertad, con todo mi Amor, y con toda la comprensión de que estaba prometiendo. No me ha costado en lo más minimo cumplir con mis promesas, ya que lo hago enamorado, con admiración, con respeto.
A mi me gusta tratarte, con lo mejor que yo tengo, con lo mejor que yo imagino, y al hacerlo así, actuar de buena fé, sé que la reciprocidad es latente.
he hecho estupideces, y me arrepiento. Te pido Perdón, te ofrezco mis disculpas.
En fin, solo quería poner algunos puntos sobre algunas ies, nada más.
También poner este texto, de Mauricio Carrera, que me gusta mucho:
CUARTA CANCIÓN PARA MARISA
"La mujer que yo amo tiene la belleza exacta y el corazón en su sitio. Es implacable en su ternura, luminosa como una fe intacta, contundente en sus deseos de vivir hasta que la vida sea vida, y un poco más. La admiro por su condición de reina que abdica al trono de la existencia resuelta, a cambio de eso que llaman amor, y otros, el incierto camino al lado de un vagabundo de mi calaña.Es linda por derecho propio. No necesita adjetivos como excepcional o única: se los merece. Su sonrisa, cuando es para el mundo inabarcable, ilumina; cuando es para mí, desarma mis defensas y me coloca en un sitio privilegiado en el universo. Soy inmortal, entonces, y tocado por los dioses, afortunado como quien sobrevive al holocausto de la vida cotidiana y al tufo de muerte que nos persigue desde la cuna.
Es el júbilo y el duelo de la sangre enamorada. Una palabra suya, un latido, una mirada clara o incierta, y desata en mí el huracán de las alegrías inmensas o el malebolge de la perdición en mi soledad de hombre. Es mujer, al fin y al cabo, y sucede que la idolatro pero a veces en mi pequeñez de mortal azotado por una existencia jamás pedida, no la entiendo.
Así, cuando desciende a su tiranía de milagro convertida en hembra, sus flechas duelen, se me figura fugitiva, sus muros son altos, contemplo mi suerte echada al capricho de aquello que sucede en la cocina de las féminas cuando las asalta la química, el qué dirán o el maleficio castigador del sólo mis chicharrones truenan.
He sentido las ruinas en que puede convertirme, la esperanza convertida en guiñapo, la cercanía de lo terrible y sin rumbo. He vertido, por su amor, uno que otro llanto de niño, algunos aullidos de loco y alguna incoherencia más al epitafio de mi tumba vacía.
En momentos así he escrito versos que no muestro a las rosas para que no se marchiten.
La mujer que yo amo es real. La vida la alcanza a ratos y la hiere en su cielo de bondades y sonrisas. No hay justicia en el mundo: tanta bienhechora belleza, tanto brillo destacado de su alma, y no faltan los dardos emponzoñados en forma de cuervos, nanas y cebollas, alardes de derrotados, el colosal tráfico de la estupidez humana.
Yo mismo, en mi caos y en mi soberbia, he dejado marcas y ecos de patán y temible filibustero. Soy hombre, al fin y al cabo, y hago guerras y cometo errores. Me enojo, gesticulo, arremeto contra lo que no entiendo, camino por la cuerda floja del sendero oscuro y sin regreso. La he visto llorar, por mí, por un cachorro herido, por los pobres más pobres, y por la vida que es vida y porque es vida duele.
En momentos así ella triunfa, y, como es mejor que yo, junta sus propias rosas con mis versos y les habla de amor, para que florezcan.
Es la mujer de mi vida, la mujer en mi vida. Existe en la tierra como el sabor de la fruta que me gusta, como el inmenso mar de mis aventuras de joven, como una alegría inesperada, como una caricia de madre. Es el arma con que me bato a duelo con los diversos adjetivos de lo aburrido y lo cotidiano.
Quiero permanecer con ella siempre, hasta el fin de los suspiros, hasta el último de los misterios."
Sin otra cosa por decir, más que la única verdad de mi vida: Te Amo Con Toda Mi Alma, Liliana
Patito Pafé
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