Despertando...
Con un dolor de cabeza monumental. Totalmente descobijado, boca abajo, despatarrado, y un sabor amargo en la boca seca.
Seguro que no fue el alcohol, puesto que, fuera de la copa de sidra de los brindis, no he tomando nada.
Maldita gripa.
Recuerdo claramente lo que estaba soñando. Si.
He conocido a tus hijos, dos. Y yo jugaba con tu hijo. En una especie de redondel, con el lodo. Que yo mismo estaba haciendo, para deleite del niño. Sacándole la risa, así como a ti y a la niña, que no participaba, pero estaba la mar de divertida, de ver a un señor embarrado de lodo, haciendo el payaso, para divertir al niño.
Que es un amor el crío. Lo digo en serio. Se ganaron, ambos, mi corazón.
Nunca antes los había soñado.
Te ví, educándolos. Fuerte, pero justa. Dando ejemplo. Te veía embobada, mientras tu perro, entrenado por cierto, participaba. Incluso pensé en recordar pedírtelo prestado.
Fiebre. Seguramente tuve fiebre. Prendo la luz. Me pongo los lentes, que dejo siempre en la mesa de noche del lado derecho, y veo la hora en el reloj. 6:01 a.m.
Que me he dormido a las, calculo, las 2:00 a.m. y con media de clonazepam. Me ha durado el efecto escasas cuatro horas. Y no me congelé, porque a pesar de mi costumbre, dormí con pijama, y no en ropa interior, como siempre lo hago.
Maldita gripa.
Me levanto, a tomar un trago de soda y unos painkillers. Aprovecho la ida, para ir al baño a liberar algo de hidratación trasnochada. Me veo al espejo. Cansado, viejo, ojeroso. Enfermo. Llevo tres días así, y aún con las inyecciones, me veo como un digno zombie haitiano. Qué horror.
Regreso a la cama. Veo el desastre que he hecho con las sábanas y cobijas. Espero que funcione el ibuprofeno que me tomé, aunque sé que el efecto real es como tomar caramelos. Pero me quitó lo seco de la boca, y lo amargo.
Me recuesto, acomodando los cojines especiales que tengo, para ponerme cómodo, y acomodo las almohadas, para estar un poco más cómodo. Me recuesto, sin cubrirme, aunque el clima está frío. No lo tengo, sólo lo noto.
Me recuesto. Y empiezo a pensar en tí. Así empezó este año, y el anterior, y el anterior a ese, y el otro, y así sucesivamente.
Vida.
Empezamos de nuevo. Mientras haya vida, hay esperanza.
Vamos ya.
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