No pretendo que seas mi “para toda la vida” en este momento. Tampoco quiero que seas el “para siempre” y mucho menos; ese que tanto miedo da escuchar, “hasta que la muerte nos separe”.
No quiero que me complementes, ni que me completes. Mucho menos que creas que voy a cambiar mis defectos cuando esté contigo. Seguramente van a aparecer con más fuerza, al intentar realzar mis virtudes.
Lo único que pido es que caminemos juntos; no importa el tiempo ni la forma de andar.
No es necesario poner rótulo a este viaje y si fuera realmente imprescindible hacerlo, creo que los dos le llamaríamos sencillamente: Vivir sin miedos
(Mariella Posse)
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