Sobre el polvo y la larga odisea inevitable
que baraja mi cuerpo entre máquinas, lluvias,
lenguas extrañas, humo de tabaco, monedas,
plumas, vidrios, licores, y derrumbados sueños.
Amo tu voz delgada, lenta como una nube;
el clima de tu especie que es como abril de selva,
tu risa de arcoiris conciliador, y el timbre
de tu gracia, que agrupa gacelas y palomas.
Sin reposo te pienso, si es pensar, este rio
de brazas y de espinas en ardiente avenida,
que cruza por mis sienes de sol a sol, cerrando
toda posible senda de fuga a mis sentidos.
Fragmentos, Marco Antonio Millán, Poeta
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