viernes, 18 de diciembre de 2009

El mapa de tus lunares

Hoy me he propuesto ser cartógrafo de tu cuerpo.

Con el mapa de tus lunares
trazaré la hoja de ruta de mis besos.

Con el delfín plateado como compañero,
me daré un chapuzón en el lago de tu ombligo
–diana para mi lengua,
eje gravitacional y núcleo magnético de tu planeta,
centro de mi universo–.

Como Leandro, atravesaré a nado el estrecho de tus senos,
braceando despacio para contemplar la belleza insólita de tus picos nevados.

En el océano de tus ojos podré ver mi reflejo,
pero resistiré la tentación de atrapar mi imagen
para no morir ahogado en ellos
–será como asomarme a tu ojival espejo–.

En la falla de tus labios
mi boca confesará un secreto
que guardará celoso el eco de tu voz
cuando el amor predique el verbo.

Con las piernas y los brazos extendidos,
serás la estrella que me señale los puntos cardinales
–estás en un punto indefinido entre el Norte de mis sueños
y el Sur de tus placeres–
cuando mi proa encalle en la tempestad de tus muslos.

Con tu carta de navegación sobre la mesa,
tendré las coordenadas de tus zonas erógenas
–latitud 43º32'00" N; longitud 5º43'30" O;
mis dedos te acarician, ¿los notas?–

En la gruta de los nadadores
seré guardián y espeleólogo de tus misterios.

Al final coronaré tu frente con un laurel
cuando el tropel de mis besos
llame a tus miembros a la lasitud del sueño.

'La luz de tu Faro', Óscar Bartolomé Poy

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